En la clasa del martes con Pepa Bueno, subdirectora de Yo dona, se nos planteó un trabajo: realizar un artículo/reportaje sobre alguno de los productos que incorporaban las notas de prensa que teníamos sobre la mesa.
En algunos de estos artículos estaba muy presente San Valentín, ya fuera con anillos cuyas piedras tenían forma de corazón, como una tienda on-line que te ofrecía regalos originales para esta fecha tan comercial... Uno de los comentarios que nos hizo Pepa fue sobre lo complicado que resulta, a estas alturas, hacer un artículo sobre el Día de los Enamorados alejándose de los "clichés" a los que estamos acostumbrados: corazón, amor, pasión, rojo...
Días después salía en la prensa una iniciativa realizada por Belkacem Tatem, quien era capaz de dejar a un lado los convencionalismos del sentimiento mutuo. Se trata de una exposición de más de 3000 fotografías de fechas inscritas en el suelo de París. Durante muchos años, los visitantes y los mismos parisinos han podido encontrar en el cemento una forma original de dejar constancia de su vida, ya sea como recuerdo de aniversarios, divorcios, un viaje, un reencuentro...Muchas forman parte de la colección que el artista ha querido mostrar al público en su página web. Parece que lo clásico ya no se lleva. (Más info aquí)
Con la llegada de las tecnologías muchas creíamos que el romanticismo pasaba a ser rom@nticismo, y que la tinta ya había trabajado suficiente. Ahora lo que se lleva son los mensajes de texto sms donde ni siquiera salen todas las letras, la brevedad y rapidez del e-mail quita protagonismo a la espera...Pero todavía queda gente que ve en la ciudad su mejor forma de expresión: un candado en un puente, la escritura sobre la corteza de un árbol, mensajes en el aire... nada es suficiente para algunas personas que siempre encuentran nuevas maneras de sorprender.
Arriba izq. Puente de Triana, Sevilla; abajo, izq. Yellow Mountain, Huangshan, China; y dcha. Riga, Letonia.
En la película italiana "Ho voglia di te" (Tengo ganas de ti) de la saga de libros de Federicco Moccia, hay una escena en el puente Milvio, Roma, donde los protagonistas aferran un candado al resto de los ya existentes. Fue el primer lugar donde se dio este caso.
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