El título «Capital Europea de la Cultura» fue concebido para contribuir al acercamiento de los pueblos europeos. A partir de esta idea, 32 ciudades han sido designadas Capitales Europeas de la Cultura. Su principal objetivo: resaltar la riqueza, la diversidad y los rasgos comunes de las culturas europeas, promover un mayor conocimiento mutuo entre los ciudadanos europeos.
Para el 2016, 6 son las ciudades españolas candidatas a este nombramiento como Capital de la cultura.
-Burgos: Ciudad de El Cid. Territorio donde se gestaron los orígenes históricos de Castilla y donde nació el idioma castellano, es una provincia sembrada de incomparables y bellísimas iglesias, ermitas, monasterios, palacios, torres y castillos de todas las épocas y estilos. Todos estos restos son el testimonio inequívoco de una hitoria densa y casi sin parangón. Pocos territorios pueden presumir de tal variedad, cantidad y calidad de monumentos.
-Zaragoza: Hogar de la Vírgen del Pilar. El rico patrimonio histórico-monumental de las calles de Zaragoza aglutina por áreas geográficas cercanas, las principales joyas de la arquitectura civil y religiosa, y los principales museos que el visitante puede contemplar en su paso por Zaragoza.
-San Sebastián: La capital mundial del pintxo. Tradición y modernidad conviven en esta pequeña gran ciudad con pinceladas de la Belle Epoque que tiene una agenda cultural de primer nivel con sus festivales internacionales de cine y jazz y su programación cultural puntera.
-Las Palmas de Gran Canarias: Reserva Mundial de la Biosfera. Gran Canaria es un pequeño gran continente, donde se mezclan siglos de historia y espacios naturales de gran belleza. Una isla cambiante que muda de aspecto sólo con doblar un recodo del camino.
-Córdoba: Ciudad de poetas. Su situación cercana al río y la riqueza de las tierras de la campiña la configuraron como lugar idóneo para las primeras ocupaciones prehistóricas. El mestizaje perfecto de culturas se encuentra en cada rincón de la ciudad.
-Segovia: Tierra de culturas. Ciudad para ver despacio y a la que volver, Segovia, ha recibido todos los reconocimientos oficiales por su riqueza artística y monumental, por la transparencia de su luz, por la diafanidad de la atmósfera que la envuelve y por la frondosidad del arbolado que la rodea y que, al contrastar fuertemente con los ocres de la lastra reseca, la exalta como un oasis de verdor.
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